Cuenta la leyenda...o la historia, que Hsi Ling, la esposa preferida del emperador Huang Ti (2677-2597 a.C.), era llamada la "señora de los gusanos de seda", pues, según dicen, cayó un capullo de una morera a su taza de té y ella enrolló el hilo que colgaba alrededor de su dedo, descubriendo que podía devanarse. Leyendas a parte, parece que, según excavaciones arqueológicas, la sericultura existía en China desde mucho tiempo atrás.
La seda siempre ha sido una fibra codiciada y exclusiva, de lujo, superando su precio, en ocasiones, al del oro. Es una fibra proteica natural, producida por la crisálida del gusano Bombys mori.
Sus magníficas propiedades térmicas y de resistencia contrastan con su naturaleza delicada, provista de un brillo natural excepcional y una ligereza única, dotándole de una caída y movimiento singular, dependiendo del tejido obtenido del hilo de seda.
La seda es mala conductora de la electricidad, por lo cual es susceptible a la atracción electrostática, así como un excelente aislante térmico. Además, sabemos que los componentes celulares pueden ionizarse por las radiaciones, ocasionando graves trastornos en el organismo como, por ejemplo, cáncer. Los tejidos de seda natural pueden detener el avance de una de las tres clases de partículas que emiten los elementos radiactivos, las partículas alfa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario